Hoy pude trabajar en la edición. No adelanté demasiado pero por lo menos empecé, y pude bajar los stills para el catálogo que me estaba pidiendo Mónica. Creo que ya no tengo problemas. Bueno, veremos… -cruzo dedos para acá, cruzo dedos para allá- eso es mejor ni nombrarlo.
Duda: estamos a comienzos de febrero, o sea, pleno verano... los palos borrachos no florecen cuando comienza el otoño??
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Sigo con la edición del video. Bueno, voy a seguir un tiempo. Solamente pude capturar clips, no terminan de instalar el programa que necesito. Pero adelanté algo, es lo malo de ser la primera que edita en el año. Aunque tiene una ventaja, las máquinas no están recargadas. A las tres de la tarde ya no pude hacer nada más y volví a casa, cuando llegué me encontré con Marce!!! Lindo verlo. Esa foto me la sacó Sofi, y el sillón donde estoy sentada también estaba en el living de la casa del Prado.
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De mañana hice un registro de la mujer caracol cuando fui a correr. Estoy tomando estos registros como una de las tantas medidas del paso del tiempo, hace años, años que la veo y para mí siempre está igual; capaz que al comparar las fotografías se nota algún cambio. El día estaba espléndido y yo tuve que ir al CCE a comenzar la edición del video “RITUALES/ los festejos/ 3” en el CRA, el Centro de Recursos Audiovisuales. Paul fue a darme un beso.
Inés se recibió de licenciada en administración y de noche fuimos a tomar algo con ella para festejar.
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Me entró la nostalgia y caí en la cuenta al ver que estaba haciendo registros de los muebles que tengo en casa y que antes estaban en el Prado. El sillón color vino -el colonial- estaba en el living de la casa del Prado. El otro no, está en casa hace años, se lo cambié a Pelu por un cuadro y como el tapizado está detonadon lo cubro de tapices y telas y almohadones. Siempre estoy por mandarlo a tapizar, pero siempre tengo otras prioridades. Es lo que hay.
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Sofía, Alejandro y yo fuimos al Prado; Ale se quería anotar en el curso de jardinería del Botánico y aprovechamos para pasear por el barrio donde mis hermanos y yo vivíamos con mis padres. Yo, por lo menos, viví ahí desde que nos vinimos a Montevideo –antes vivíamos todo el año en Punta del Este, cuando Punta del Este todavía era un pueblito no globalizado- hasta que me casé por primera vez, a los 23 años. Sofi también llegó a vivir allí un tiempo y se acordaba de casi todo, sacamos miles de fotos. La casa está casi igual. Con otros muebles, claro. El jardín está algo cambiado pero mantiene el palto que plantó mi abuela, las enredaderas, un jazmín del cabo, y algún otro arbusto. También fuimos al Jardín Botánico y pasamos por el Rosedal.
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Navegamos otra vez, Ale se entusiasmó e invitó a Nacho que llevó a Russell, su amigo, que se vuelve a Nueva Zelanda el martes y al Cabeza porque ya es como de la familia. Había poco viento, así que fuimos hasta la Isla de las Gaviotas y fondeamos ahí. El agua estaba perfecta, y nos bañamos hasta que se levantó un viento del este, fuerte, y levantamos todo y nos fuimos para el puerto con el genoa y viento de popa. Pero habíamos sacado la mayor para cambiarla y no daba para colocarla de nuevo. Antes de llegar empezaron a caer gotones. Pero llegamos bien, antes de que arreciara la lluvia.
De noche fuimos al cumpleaños de Pelusa, que había organizado un asado en el quincho del Yacht.
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Fuimos hasta Santa Lucía a entregar la casa a los inquilinos, de paso los llevamos y de paso los fuimos a buscar a Tres Cruces, y en Tres Cruces nos encontramos con Juliana y una amiga que se iban a Punta del Este por el fin de semana. Al mediodía nos llamó Elena para saber donde estábamos, y para que fuéramos para Punta del Este. Pero ya habíamos decidido salir a navegar, y estábamos volviendo a Montevideo. Hacía un calor impresionante, fondeamos y nos bañamos en la bahía de Pocitos un buen rato. A la vuelta, después de amarrarnos empezamos a ordenar todo el barco, como siempre. En la marina no se podía estar del calor. Las gotas nos corrían por el cuerpo, nos quedamos empapados de sudor. Pero tirarse al agua ahí es un asco. Para mí, por lo menos. Así que nos aguantamos el calor hasta volver a casa y meternos en la ducha.
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¶ 14:22 0 Comentarios
