Otra vez al fac, a las corridas, a llevarle unos videos a Gabriela que ya se había ido. Finalmente encontré su hotel en el centro y los dejé ahí. Me fui a la parada a esperar el 116 y encontré el amor de mi vida, un notebook que no necesité mirar dos veces para cerciorarme de nada. Era ese. El único. No podía quitarle mis ojos de encima y él me brilló, llamándome. (continuará…)
De noche fuimos a la cena de los veterinarios, en un lugar super lindo en Carrasco.
Etiquetas: noviembre
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