Me desperté sin tener conciencia clara del lugar donde me encontraba. Montevideo. Montevideo. Primero reconocí mi cama, el dormitorio, y al instante se me hizo presente la casa, el barrio, la ciudad. Me levanté, tenía que poner todo al día. Meterse en la máquina, enganchar otra vez con el mundo fuera del Cabo Polonio. Es fácil desenganchar de todo cuando no existen otras posibilidades. No hay Internet; no hay teléfono. No hay luz eléctrica, hay que bombear el agua a mano o traerla con baldes. Claro, no hay aire acondicionado ni ventiladores ni calefacción ni electrodomésticos. Hay libros, siempre.
Fue un día sin registros fotográficos, me pasé trabajando en la computadora.
Etiquetas: abril
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