Al mediodía hicimos un asado en casa; vinieron Cori y Nacho. Y estábamos todos los de casa menos Marce. En fin, nuestro mediodía fue a las cuatro de la tarde, hora en que empezaron a salir de la parrilla los chinchulines. Una buena dosis de grasa, carne, grasa, carne, grasa, grasa, grasa. Y pan. Algo de tomate con albahaca, ensalada de chauchas zanahorias, arvejas, papas. Hice una mayonesa casera con estragón fresco de mi huerta de hierbas aromáticas. Flan casero de postre. Azúcar, azúcar, azúcar. Cuando empezamos a comer llegaron Fede, Andrea y Salvador, que ya habían almorzado. Los domingos siempre almorzamos tarde. La lluvia se aguantó de nuevo hasta que terminamos de almorzar. Prendimos el fuego de la estufa y miramos una peli, y de noche otra. Llovía. Yo no tenía ganas de salir, ni de ir al cine.

Etiquetas: mayo

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